lunes, 5 de enero de 2009

Un momento en el paraiso

Apenas unos días atrás había pasado por el umbral del dolor, me encontraba en un mundo de sombras e interminables pesadillas, mi corazón sentía un vació infernal, como miles de agujas atravesándolo de lado a lado, como si el alma se dirigiese a un desfiladero para caer y nunca mas fuese a regresar, fue en ese momento cuando el sufrimiento alcanzaba su auge y pareciese no menguar con el paso del tiempo, fue en ese momento que la vida me sonrió a través de tu rostro, rostro que pareciese haber sido tallado por los ángeles y le dieran un toque celestial, tus ojos emanaban amor hacia los míos como un rió torrencial alimenta de vida un bosque, tu voz me extasiaba, me hacia fantasear que me encontraba en un mejor lugar, fue imposible para mi no lanzarme sobre tus labios y hacerlos míos, la sensación, el sabor, las texturas, tu calor, dentro de mi un fuego ardía con tanta intensidad que pudiese haber fundido el mas fuerte de los metales en mi interior y hacerte una joya digna de tu belleza. De pronto mis manos totalmente fuera de mi control se aventuraron a explorar tu cuerpo, que magnifica sensación fue tocarte pues los sonidos que emanaban de tu boca solo alimentaban mas el fuego que ardía en mi, estabas tibia, húmeda en el mismo éxtasis que me encontraba yo, mis labios terminaban el trabajo que mis manos habían comenzado, te aferraste a mi con tanta fuerza que estrangulaste mi dolor, te tome entre mis brazos y te arroje al placer, nuestras prendas cayeron una a una, me recorrías con curiosidad, y yo disfrutaba cada beso, cada mordida, cada suspiro, tu piel se pego con la mía y pronto el calor fue tan intenso que no solo el metal se podía fundir, sino que nuestros cuerpos enteros hicieron una sola amalgama de sentimientos y nuestras almas jugaban libres, felices, tranquilas, el de escuchar de tu hermosa voz mi nombre me hizo soltar una lagrima.
Cuando termina nuestra lucha por ser un solo ser, te tome entre mis brazos debajo de las sabanas, me besabas con tanta ternura que pensé que había muerto, que estaba en el paraíso y que un ángel me cuidaba, pero no, aun no moría mejor aun estaba vivo, mas vivo que nunca, tu picara sonrisa me hizo sentir un hormigueo por todo el cuerpo, la felicidad invadía mis venas y la llevaba a cada parte de mi ser, era perfecto, bueno casi perfecto por que por desgracia no me pertenecías pero, te agradezco de todo corazón que me hallas salvado, fuiste mi rescate de aquel mundo de penumbras y me llevaste almenos por un momento al paraíso.